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Acerca de la Red Probidad

Versión 1.3 - 11 de agosto de 2006


Qué somos

Buscamos ser una red facilitadora y promotora de la probidad a través del diálogo, cooperación y alianzas entre actores de diversos movimientos y territorios. El trabajo en la Red Probidad comprende como aspectos esenciales:

  • el trabajo con grupos para ayudar a mejorar los mapas mentales y las formas de proceder frente a los abusos de poder.
  • las notas informativas para comunicar a otros el significado de las actividades realizadas,
  • los artículos de análisis para representar el conocimiento adquirido, y
  • la gestión de iniciativas para darle sentido a las tareas en forma de proceso.

Todo se construye sobre un lenguaje argumentativo que intenta representar las ideas de manera sencilla, expresarlas en términos claros y comunicarlas de forma coherente, evitando de manera especial descalificar a las personas o marcar divisiones que impidan alcanzar acuerdos. Para mayor información sobre el método de trabajo consulte la guía para facilitadores.

El origen del grupo se remonta al año 1994, cuando fue fundado en El Salvador. Desde entonces viene evolucionando desde un organismo local, técnico y especialista hacia una red con estructuras más flexibles, con un carácter más social/cultural y con una función más de animador y facilitador de iniciativas de otros.

En la actualidad nuestro trabajo está concentrado principalmente en El Salvador, Honduras y Nicaragua. Otros miembros de la red realizan actividades en Panamá, Uruguay y Argentina. Se opera en la forma más modesta y económica posible. Los recursos provienen de la cooperación internacional y de aportes voluntarios de los miembros (especialmente en labor).

Qué proposiciones nos provocan

No creemos ser poseedores de una verdad absoluta. Pensamos que el conocimiento está compuesto de hipótesis o proposiciones que prueban su validez en la práctica.

El valor de la probidad lo asociamos al intento de ser y actuar con honestidad, integridad y transparencia, al modo de proceder, a la búsqueda de coherencia entre el discurso y la práctica.

Los asuntos que nos ocupan son el ejercicio del poder, sus riesgos o incidencias de corrupción, y su capacidad generadora de cambios sociales.

En lugar de preguntarnos quién debe ejercer el poder, la idea que nos interroga es cómo evitar los abusos y de qué forma se puede pasar de una condición de consumo inútil a otra de inteligencia social y sentido ético.

Evitamos adoptar una posición moralista con respecto a los problemas del poder. Tratamos de no descalificar a las personas. Dirigimos nuestros juicios hacia los hechos.

Intentamos desarrollar una perspectiva más horizontal y de abajo hacia arriba, que complemente a los esquemas verticales y que haga contrapeso a sus formas de abuso.

Nuestra perspectiva trata de ser de adentro hacia afuera, partiendo de los esquemas mentales, pasando por los procesos de comunicación y arribando a las prácticas de organización e incidencia.

Estamos intentando impregnar nuestros esfuerzos de una práctica cultural, más relacionada con las formas de pensar, las costumbres y las tradiciones, que dé sentido y oxigene las agendas políticas y económicas.

En la medida de lo posible tratamos de vincular el trabajo a los problemas más sentidos por poblaciones y en territorios específicos. A la vez intentamos vincular ésto con agendas internacionales.

Qué hipótesis manejamos acerca del poder

El poder se asocia a la capacidad de los seres humanos de decidir, hacer y usar. Son los factores que permiten transformar la realidad. Grandes transformaciones requieren grandes concentraciones de poder.

Las personas no somos auto-suficientes. Eso nos lleva a depender de otros, a entregarles poder sobre nosotros, ya sea directamente o a través de las instituciones. Las relaciones humanas – laborales, sentimentales, culturales, económicas, etc. - constituyen relaciones de poder. Su desequilibrio conlleva al daño de una o más de las partes.

Las relaciones de poder, según su grado de equilibrio, establecen valores positivos o negativos que pautan el comportamiento de las personas y la modalidad de las instituciones.

La corrupción no sólo se puede dar en el gobierno. En igual forma puede ocurrir dentro de un partido político, una empresa, un organismo internacional, un medio de comunicación, un sindicato o un organismo cívico.

La corrupción no tiene que ver sólo con la conducta de las personas. Hay estructuras que propician, validan o encubren prácticas de corrupción. La corrupción está relacionada con el abuso del poder, sin importar el sector en que se dé.

Algunos factores que favorecen el abuso del poder son:

  • falta de transparencia
  • desigualdades o divisiones extremas
  • condiciones inadecuadas para el ejercicio de los derechos
  • esquemas arbitrarios de apropiación y uso de los recursos
  • excesiva o innecesaria concentración de poder y de privilegios
  • debilidad o falta de contrapesos
  • valores que alientan la irresponsabilidad o que reprimen la libertad
  • la inexistencia de un sistema de denuncias

Para poder constituirse, sostenerse y cumplir con su finalidad, el poder ejerce mecanismos de control sobre las personas, el espacio y los recursos.

Uno de los mecanismos es el control de la producción social. Éstos conllevan entre otros aspectos:

  • Esquemas de apropiación o del derecho de uso (concesiones, licencias, arrendamiento, etc.)
  • Canales de concentración de las fuentes, de los puntos de intercambio y de distribución
  • Sistemas de jerarquización (categorías, especialidades, niveles, incompatibilidades, divisiones, etc.)
  • Modalidades de los procesos y reglas de desplazamiento (procedimientos, instructivos, escalafones, etc.)

Otro de los mecanismos es el control de las libertades, de lo que las personas pueden o no hacer. Algunas libertades que las personas ven afectadas en su relación con los centros de poder son:

  • Libertad de expresión
  • Libertad de elección
  • Libertad de comunicación
  • Libertad de conocimiento
  • Libertad de asociación
  • Libertad de movimiento

Los controles pueden ser impuestos o aceptados de común acuerdo. La imposición se da por medio de la violencia física o psicológica. El acuerdo común suele representarse por medio del contrato (laboral, colectivo, de compra-venta, social, etc.)

A los centros de poder les corresponden fuentes de contrapoder. Los primeros apropian, concentran y jerarquizan. Las segundas ponen en común lo singular, se expanden en forma diaspora y se nutren de las mezclas.

Contribuyentes a esta página: jalopez y admin .
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